De un tiempo a esta parte estoy viendo muchos bebés con un tipo de chupas que creía ya erradicadas (monísimas y de mil colores, pero no es oro todo lo que reluce). Los veo en fotos en redes sociales, por la calle, en anuncios en televisión… ¡por todas partes! La primera vez que las vi, pensé que nadie las usaría porque la información del correcto uso de las chupas en los bebés había calado en la población, pero para mi sorpresa, el uso de estas ha corrido como la pólvora, muy a mi pesar.

Siempre he creído que la información es poder y desde aquí, voy a aportar mi granito de arena al avance y prevención de problemas futuros en las estructuras orofaciales de la población.

Debemos tener en cuenta que no conviene ofrecer el chupete a los bebés hasta que la lactancia esté bien establecida, porque podría interferir. Cuando el bebé mama con normalidad, no hay ningún problema. En los bebés alimentados con biberón, se recomienda el chupete desde el primer día.

Otro dato importante sobre el uso de la chupa en bebés es que es un factor de riesgo de sufrir otitis media (infección del oído). Cuanto más frecuente y prolongado es su uso, el riesgo aumenta, pero disminuye considerablemente si se limita a la hora de dormir.

Estoy totalmente a favor del uso de chupas en bebés, ¡que quede claro! A mis propios hijos les he dado chupas por los beneficios que tienen:

• Ayuda al bebé a calmarse si está ansioso, asustado, nervioso, etc.
• Favorece la conciliación del sueño.
• Ayuda en la digestión.
• Contribuye a ejercitar procesos de succión.
• Calma a los bebés ante procedimientos doloroso (por ejemplo, al ponerles las vacunas)
• Está descrito en la literatura, que el uso de la chupa reduce el riesgo de muerte súbita del recién nacido.

Ahora bien, es cierto que, a partir de los 2 años, las chupas comienzan a ofrecer más desventajas que ventajas, por lo que es recomendable retirarlas sobre esta edad. En general, cualquier hábito de succión no nutritiva, es decir, el uso de chupas o succión de dedos. El uso prolongado de chupetes o succión de dedos, está asociado con problemas estructurales y deformaciones del complejo orofacial como son:

• Protrusión de incisivos superiores.
• Clase II dental y esquelética.
• Formación de paladar ojival.
• Compresión maxilar.
• Mordida abierta anterior.
• Perpetuación de deglución infantil.
• Respiración oral.
• Facies adenoidea.
• Problemas con el habla y la pronunciación.

La probabilidad de padecer estos problemas dentales y de formación maxilar aumentan considerablemente cuando se prolonga el uso del chupete más allá de los 36 meses. Más aún, cuantas más horas diarias de uso tenga el niño.

Con todo lo que sabemos hasta hoy, las grandes compañías se pusieron manos a la obra para intentar paliar los efectos indeseables de las chupas, especialmente para niños que no conseguían dejarlas sobre la edad de 2 años. Por esto, las chupas tienen forma anatómica o fisiológica, base plana y pequeña, escudos flexibles y aireados.

Según la Sociedad Española de Ortodoncia y la Sociedad Española de Odontopediatría, la forma ideal de la chupa ha de ser plana, fisiológica, con base pequeña, de silicona y escudos flexibles y aireados.

Recomendamos:

• Tetinas fisiológicas y planas porque el bebé le puede dar la vuelta y ninguno de los dos lados va a ejercer fuerza o presión indeseable.
• Base pequeña para permitir el sellado labial y que el bebé no fatigue la musculatura perioral al intentar mantener la chupa en boca. Si esto fuera así, lo agarraría más con los dientes, ejerciendo más presión de estos contra el caucho y favoreciendo aún más el desplazamiento de los dientes fuera del arco maxilar y mandibular.
• Nunca tetinas grandes y redondas porque ocupan mucho espacio en la boca, desplazando la lengua de su posición fisiológica, amoldando los huesos bandos de los bebés a la forma de la tetina de la chupa, deformando así el paladar. Cuanto más grande es la tetina, más espacio ocupa dentro de la boca, más fuerza hace el bebé para succionar y mayor es la deformación que se produce en los dientes, labios y huesos.
• Escudos Aireados. Cuando más sellado sea el escudo de la chupa, más presión negativa se produce entre los labios y la succión, por lo tanto, más efecto vacío y más fuerzas nocivas que perpetúan un defectuoso sellado labial, al no permitirle al bebé cerrar por sí mismo los labios. Esto hará que más adelante tenga menos tono muscular y los dientes tiendan a “salirse de los labios”.
• Talla: No recomendamos aumentar la talla de la chupa cuando el bebé crece. Recordemos que cuanto mayor sea la chupa, más espacio en la cavidad oral ocupa y más desplaza las estructuras orales que deberían ocupar s sitio de manera fisiológica. Mantener la talla pequeña siempre.
• Silicona: El material más recomendable para el uso de la chupa es la silicona porque es más flexible y la superficie es más lisa que el látex, por lo que las bacterias, virus y partículas que habrá en la superficie de las chupas de silicona serán menores que las que pueden colonizar en una superficie rugosa como es el látex. De la misma manera, al limpiarlas y esterilizarlas quedarán siempre mejor que en superficies de látex.
• Cambiarlas cada 3-6 meses. Depende del tiempo de uso de las chupas, es aconsejable estrenarlas cada cierto tiempo. Aunque no podamos verlas, las superficies de silicona y látex se agrietan y estropean, colonizándose de virus, bacterias y microorganismos invisibles que, después de este tiempo de uso, es conveniente tirarlas.

Por lo tanto, estas chupas tan bonitas que se han puesto de moda, como las BIBS, es como volver a conducir sin cinturón de seguridad o volver a la época en la que se compartían filas de fumadores y no fumadores en los aviones. Ya habíamos superado esto, conociendo los inconvenientes, con información, no volvamos para atrás en estos avances. Esto no es una moda Vintage, como nos lo quieren vender, puede ser muy perjudicial para los niños. No siempre Karina tiene razón en su canción “cualquier tiempo pasado nos parece mejor”.